El Instituto no tenía rejas en
las ventanas, ni cancela en la entrada, ni vallas metálicas, solo el muro
blanco que lo rodea. En la hora del
recreo muchos alumnos salíamos del centro, íbamos al bar de la Emisora, situado
en un edificio en el que estaba la emisora de Radio Nacional de España. A esa
hora, la barra del bar, que era muy larga, estaba abarrotada de cafés y vienas
con zurrapas de lomo y todo el espacio lleno de gente que se duplicaba en el
espejo, en todos los bares había un gran espejo inclinado hacia delante en el
que se podía ver hasta las servilletas de papel pisoteadas en el suelo.

En segundo de BUP nos dio
clase una nueva profesora de Geografía e Historia, María Luisa Saucedo. Ella
tenía una habitación alquilada en el piso de la señora Feliciana, una empleada
de telefónica que vivía en el edificio en el que mi madre era la portera. En el
mismo piso vivió Mari Luz, que me dio clase de Lengua y Literatura en tercero. Tenía
un SEAT 127 azul oscuro al que llamaba “Silvestre Paradox”. ¡Cómo disfruté con “La
Regenta”! Intercambiamos cartas cuando ella se fue a Málaga, su ciudad.
Durante dos años, María Luisa
fue mi profesora y mi amiga, me hizo amar la Historia del Arte, sobre todo.
Estuve intentando localizarla cuando se organizaron las actividades del
cuarenta aniversario y ahora otra vez, sin éxito.
Al pasar a segundo teníamos que elegir entre
dos asignaturas: Diseño y Técnicas de Hogar. En Diseño trabajamos la técnica
del xilograbado, una de mis prácticas fue una versión de un cuadro de Picasso,
el pintor y la modelo. A la profesora de Historia le gustó y le llevó una copia
a un profesor de Dibujo que a mi nunca me dio clase, Cayetano Arroyo, él me
envió uno de sus dibujos a plumilla, un hombre sentado al revés en una silla,
que aún conservo.
En las clases de Diseño éramos
pocos alumnos, la mayoría niños y Cristóbal Aguilar fue nuestro Profesor. Adela
Ramírez era la profesora de Técnicas de Hogar y por lo que contaban los
compañeros, era divertido, pero para mí, nada es comparable al mundo del Arte.
Las clases de Física y Química
las dábamos en el laboratorio. En aquel tiempo, la Física me gustaba, el
Profesor, José Antonio Acevedo, explicaba muy bien y la Química no llegué a
comprenderla del todo, tal vez porque estuve sin asistir a clase durante un
tiempo y me quedé un poco perdida (estuve enferma, no se puede imaginar otra
razón)
Este fue el último año que di
Matemáticas, con Don Valeriano, con su chaqueta gris y las manos a la espalda,
recuerdo que oí por primera vez las palabras Trigonometría, seno, coseno y
algunas otras que luego recordé cuando oí el teorema de Tales cantado por el
grupo musical Les Luthiers…
¡Cuántos recuerdos! Y ¡Qué belleza al empujarlos fuera de la memoria con palabras tan precisas y emotivas! Gracias,Antonia
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